Aunque nací en Alemania, me mudé a Tenerife con mi familia a los 12 años de edad (de ahí mi nivel nativo de alemán y español). Después de graduarme en la Universidad de La Laguna, comencé mi residencia como MIR de medicina interna en el Hospital Insular en Las Palmas de Gran Canaria (CHUIMI).
Pronto me di cuenta de la importancia de un abordaje individualizado y holístico de los pacientes (ver al paciente como un todo). Pude observar una relación clara entre el estado emocional y el estado de salud de mis pacientes y que muchas veces el problema no se resolvería (por lo menos no al 100%) prescribiendo únicamente fármacos. Cada persona es diferentes y cada uno tiene sus propias necesidades que deberían ser cubiertas de forma individualizada.
Esta observación me llevó a formarme adicionalmente en terapias complementarias. Realicé un Master Medicina Homeopática en la Universitat de Barcelona, y me cualifiqué en MFHom (Miembro de la Facultad de Homeopatía) en el Reino Unido. Además realicé un Master en Hipnosis Ericksoniana y el Master Practitioner en PNL (programación neuro-lingüistica), ambos avalados por la AEPNL. También recibí formación avanzada en Bio-analisis e Inversión EmocionalTM (varios cursos en Barcelona y Málaga). Esta formación me facilita identificar y resolver los conflictos de los pacientes que pueden agravar o incluso llegar a producir síntomas físicos (somatizaciones, desde alergias hasta enfermedades autoinmunes, pasando por depresión o incluso cáncer).
Hasta recientemente, se pensaba que nuestros genes regían nuestras vidas y nuestra salud, sin embargo, desde el descubrimiento de la Epigenética, este paradigma ya no es cierto. Cada vez más estudios que demuestran cómo nuestra alimentación y estilo de vida influye la expresión de nuestros genes, y cómo, no solamente factores ambientales, como la contaminación, sino también emociones, como el estrés, regulan la expresión de determinados genes.
Aunque, las evidencias en el campo de la epigenética todavía son relativamente pocas, ya hoy en día, ciertas terapias complementarias han demostrado muy buenos resultados, siempre y cuando son combinados de forma correcta con la medicina convencional. Pacientes con dolores crónicos, enfermedades autoinmunes o cáncer, por ejemplo, son más propensos a padecer ansiedad, insomnio, depresión, y no solo los efectos secundarios de la quimio- o radioterapia, corticoides u otros formatos inmunosupresores, sino también de analgésicos, antidepresivos u otros fármacos necesarios. Todos estos factores tienen un impacto negativo en la calidad de vida del paciente, y pueden llevar a la sobremedicación.
Por otra parte, la sobremedicación, que muchas veces se debe a la prescripción de fármacos para aliviar efectos secundarios de otros fármacos, está aumentando constantemente. Se sabe que los fármacos son la tercera causa de muerte en EEUU y Europa. Muchos médicos son conscientes del problema pero no tienen la formación adecuada para hacer cambios efectivos.
Actuando en la raíz del problema, haciendo cambios en nuestro estilo de vida (alimentación, ejercicio físico, aprender a manejar el estrés y otras emociones), tomando únicamente los medicamentos necesarios y sustituyendo productos químicos por productos naturales siempre que sea posible, son los aspectos principales que pueden marcar la diferencia. ¿Por qué usar solamente fármacos si nos podemos beneficiar de la medicina integrativa?